martes, 1 de junio de 2010

¿CÓMO ESTAMOS PESCANDO?

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“Ninguna vida será tan satisfactoria y placentera como la vida de un buen pescador”
~ Izaak Walton – The Compleat Angler - 1653
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Ya está claro que somos pescadores deportivos, y que la justificación ética, conservacionista y hasta política para realizar un deporte con animales en el que éstos sufren y los ponemos en riesgo, se encuentra en el bien que le hagamos al medio ambiente y a los ecosistemas acuícolas que frecuentamos mediante nuestro compromiso para que esos ecosistemas se vean afectados en mínima medida por los usuarios legítimos (dentro de los que nos incluimos) y para que los enemigos de esos lugares no los dañen más (pescadores comerciales, basureros, vertederos, cazadores, etc.).

También parece estar muy claro que mientras menos afectemos el medio acuícola y los peces, de una manera mejor estaremos haciendo las cosas.

Nuestro compromiso como buenos pescadores deportivos se yergue sobre tres pilares fundamentales:

- Afectar en lo mínimo el medio ambiente que conforma el cuerpo de agua en que pescamos y sus alrededores.

- Hacer todo lo que podamos para que los factores de destrucción de ese hábitat cesen por completo.

- Devolver al agua los peces que capturamos en el mejor estado posible.

Los dos primeros puntos tienen un tinte ambientalista. El primero se trata de estar atento y ejercer el sentido común para saber cómo podemos afectar menos el ecosistema. Sabemos que los motores de dos tiempos contaminan diez veces más que los de cuatro tiempos, entonces nos queda fácil saber que tenemos que pescar en botes con motores de cuatro tiempos. Sabemos que las líneas de pesca que han sido botadas al agua matan las aves, tortugas y mamíferos, entonces no vamos a botar las líneas de pesca viejas al agua, más bien las guardamos y las botamos a la basura en nuestra casa. El segundo punto tiene que ver con acciones mucho más complejas de corte social y político. Normalmente las condiciones legales ya están dadas y se trata de una simple denuncia cuando vemos un factor de deterioro en marcha. En algunos casos deberemos actuar con extrema cautela, no se trata de que se ponga en riesgo nuestra seguridad o nuestra propia vida. Pero cautela no significa hacernos los de la vista gorda. Si yo veo a diez botes con gente echando redes en un río, no se los voy a impedir yo solo, pero sí puedo alertar a la policía o a quien haga sus veces antes de que causen todo el daño. Respecto de este segundo punto hay algo muy importante que es la educación de los habitantes cercanos al medio en que pescamos. Esa es otra función de nuestro compromiso que trataremos más adelante.

Ya vimos por qué debemos devolver los peces que capturamos, ahora hagámonos la pregunta que más nos ayuda a entender una situación y a proyectar cualquier respuesta:¿Para qué? ¿Para qué devolver al agua los peces en el mejor estado posible?

Para que sigan viviendo como lo hacían, y eso quiere decir con sus aletas completas, con los dos ojos, sin deterioro en su sistema respiratorio (branquias), sin anzuelos o pedazos de anzuelo enterrados, y con sus escamas en buen estado. Para que se reproduzcan, para que transmitan sus genes y nos den más peces para el futuro. Para que mantengan el ecosistema al continuar en su punto de la cadena alimenticia. Para que cumplan su papel en el equilibrio del planeta.

Otro punto de vista nos dice que los debemos liberar en el mejor estado posible para pescarlos más grandes dentro de un año. Para que procreen más peces que pescaré en el futuro. Para asegurar que dentro de unos años yo pueda seguir pescando en es sitio. Para que mis hijos y mis nietos y bisnietos puedan pescar en el mañana.

Diríamos que somos pescadores más deportivos en la medida en que menos afectemos al pez que devolvemos al agua. Mientras pesquemos para divertirnos y no para subsistir o para vender el fruto de nuestras pescas, seremos pescadores deportivos, no hay duda, pero es cierto que podemos ser mejores pescadores deportivos, es decir, más deportivos, si lo hacemos con el menor daño al pez.

En la medida en que la modalidad de pesca que practicamos requiera de mayores conocimientos, de mayores destrezas y de mayor esfuerzo, la pesca será más deportiva, y en consecuencia le haremos menor daño al pez.

La complejidad de la modalidad de pesca que realicemos va en directa proporción con el nivel de integridad del pez que liberamos.

(flecha roja: pescador más deportivo)

Pensemos en un pescador con mosca. El tipo vadea el río con cuidado de no levantar el lecho en una nube de barro, y después de analizar el estado del agua, la estructura interna del río, de pensar qué estarán comiendo los peces en ese momento, le pone a su línea una mosca hecha sobre un anzuelo pequeño que lanza al punto exacto gracias a unas destrezas que lleva años aprendiendo. Cuando pica el pez, este pescador con mosca siente el pique en sus dedos y trae el pez jalando con su mano la línea con cuidado de no reventarla y de no romper su equipo. Cuando el pez está cerca, toma su nasa (red) de fibra fina recubierta de caucho, y con cuidado mete al pez dentro de ella sin sacarlo del agua. Con unas pinzas de cirugía le saca de la boca el anzuelo al pez que sigue dentro de la red en el agua. Si va con un compañero y el pez es grande, lo saca del agua y lo sostiene con cuidado por la cola y la barriga para tomarse una foto rápidamente y lo devuelve al agua lo más pronto posible, moviéndolo hacia atrás y hacia delante agarrado por la cola para que se reanime, y cuando el pez muestra señas de quererse liberar, lo deja ir. Ese pez no sufrió mayores daños y puede seguirse alimentando inmediatamente. ¡Ojala viéramos esto todas las veces que se captura un pez!

Es cierto y no lo niego: Mientras más especializada y compleja sea la modalidad de pesca, es más difícil capturar peces. Pero hace parte de la esencia de los deportes, como el hándicap de los golfistas, o como las ligas de fútbol. Si queremos ser cada vez mejores en nuestro deporte, cada vez aprenderemos más, cada vez nos impondremos un nivel superior de exigencia, cada vez lo haremos mejor y cada vez haremos que el reto sea mayor. Nadie nos dice que no podemos quedarnos cuarenta años pescando con lombriz en una lagunita, pero eso es como pasarse los mismos cuarenta años dándole veintiséis golpes por hoyo a una bola de golf; de pronto no tiene mucho sentido.

“La diferencia entre los mosqueadores y los lombriceros es la calidad de sus excusas”
~Autor Anónimo~.

Otra cosa cierta es que la pesca deportiva conlleva un disfrute extra por la naturaleza y la paz que nos da, y eso se puede volver más importante que el hecho de capturar peces, tampoco lo niego y ni siquiera lo discuto, porque eso hace parte de mis motivaciones para ser pescador, pero también es cierto que no hay disculpa alguna para que no devolvamos los peces en el mejor estado posible, y eso trae de la mano el que, mientras más difícil sea no hacerle daño al pez debido a la modalidad de pesca que realizamos, más habilidades y conocimientos sobre la forma correcta de hacerlo debemos adoptar. Si pesco con lombriz porque lo que me gusta es pescar desde una orilla debajo de un árbol con un buen libro o echándome siestas, pues hombre, por lo menos puedo usar anzuelos circulares y adoptar otras prácticas diferentes de las usuales, para liberar los peces en el mejor estado posible.

Debo aclarar una cosa: La modalidad de pesca que practiquemos no nos hace mejores o peores pescadores. Es la forma de practicarla lo que nos califica. Un pescador con lombriz (Que podríamos decir que es la forma más básica de pesca deportiva) puede ser mucho mejor pescador que un pescador con mosca (Que podríamos catalogar como el estilo más especializado). Ser buen o mal pescador no tiene que ver con el estilo de pesca que hagamos, tiene que ver con le respeto por el medio ambiente y los demás, con el respeto por el pez, por lo que aporta como deportista y como persona, y por su honestidad y su rectitud. Esto es una perogrullada, pero muy cierto es que una buena persona es un buen pescador y una mala persona no podrá serlo, o al menos le costará mucho trabajo. Aunque también hay personas que siendo muy buenas no son buenos pescadores, pero lo son más por no saber algunas cosas que por sus cualidades personales, ¡A Dios gracias!.

No importa cómo pesquemos siempre y cuando lo hagamos bien. De una manera inteligente.

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