martes, 1 de junio de 2010

PLACER CON COMPROMISO

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“Con la captura termina el placer de la persecución”
~ Abraham Lincoln
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Para terminar con todas estas ideas que nos sirven de base para que estemos seguros de aplicar las técnicas que nos hacen buenos pescadores, toquemos el tema de la pasión por la pesca en la parte más profunda de nuestros corazones. Esa pasión se alimenta de sensaciones y a la vez nos genera nuevas formas de gozo que la refuerzan.

La pesca es la suma de muchos placeres. El placer de estar en la naturaleza, el placer de desconectarnos de la cotidianidad, el placer de pasar un día o unos días con amigos, el placer de vivir al ritmo que queramos, el placer de aprender lo que nos gusta, el placer de aplicar esos conocimientos en la práctica, y muchos más, son algo que va atado a nuestra afición, una parte muy importante para que nos dediquemos con pasión por la pesca deportiva.

La pesca deportiva en su esencia es hedonismo, puro placer, cero dolor y sufrimiento, goce, realización mediante experiencias gratificantes.

Y dentro de esos múltiples placeres encontramos uno especial. Tanto así que si le preguntamos a cualquier pescador deportivo cuál es el mayor placer de la pesca, sin dudarlo dirá que el pique y la pelea. El placer que le genera la pelea con el pez al pescador es un placer bien particular. Al contrario de otros placeres que van in crescendo hasta un clímax, una pelea con un pez arranca con una explosión en el apogeo de las emociones con el pique. Un placer a altísimo nivel que nos regala el pez por anticipado y que se va diluyendo en la medida en que el pez se acerca a nosotros.

De pronto los saltos del pez o algunas carreras vuelven a generar esa sensación de placer, pero cada vez en menor medida. Vuelve a haber un cosquilleo en el estomago cuando lo vemos por primera vez saliendo de la oscuridad de las aguas. Cuando el pez está en nuestras manos, nos tomamos la foto, eventualmente lo pesamos, y ya ha terminado la experiencia. Quedamos contentos, pero ya pasó y quedan los recuerdos, comentarios y fotografías.

El pez ya cumplió con nosotros, nos dio lo mejor que esperábamos de la pesca, de modo que nosotros debemos cumplirle nuestra parte de ese compromiso natural, liberándolo.

“En el lenguaje del pescador, las palabras pique y jalón significan el clímax más deseable; sacar un pez del agua es puro anti clímax”
~by Vincent C. Marinaro-1950~.

¿No se cae de cabeza de lo puro lógico? ¿Quién va a querer acabar con lo que le otorga placer? Así como no mandamos matar al Chef que nos dio una comida excelente, no tenemos porqué matar el pez que nos dio el placer de capturarlo y pelearlo. Al restaurante volveremos después de una comida que nos encantó, no hay duda. De la misma manera queremos volver a ese pozo del río en donde ese pez nos dio una pelea memorable.

Libérelo, por puro placer!

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